12 jun 2012

Juegos De Guerra [4]

Capítulo 4: "La Leyenda"



La sensación lo abrumaba y estaba paralizado mientras las llamas lo empezaban a envolver. Este era su fín, se consideraba afortunado al no ser un cadáver más en el campo de batalla, ahora en cenizas se levantaría y bailaría con el viento por toda la eternidad.

Notó como un extraño vacío lo envolvió. Estaba encerrado en una esfera de color azul y de la nada se rellenó con agua. Jurgen sintió el alivio refrescante de las burbujas rozándole toda la cara. En la prisión acuática logró observar a lo lejos una figura que mantenía su brazo extendido con una luz azul que emanaba de su mano. Cuando esta figura cerró la mano el agua se esparció y Jurgen pudo respirar.



Sentándose en el suelo enlodado, Jurgen no podía creer lo afortunado que era al esquivar la muerte tantas veces.

Una leve brisa acarició el rostro de Jurgen y como un suspiro Alfein apareció en frente de el dándole la espalda y lanzando flechas frenéticamente hacia los enemigos.

-"¡Gracias!" dijo Jurgen mientras se apoyaba en el hombro de Alfein.
-"No es momento para eso, agradece todo lo que quieras después de terminar esta batalla. De todas formas no fue suficiente" susurró Alfein con su afilada voz, mientras que con su ojo felino señalaba el brazo de Jurgen.
 Jurgen bajó la mirada y encontró su brazo lleno de sangre. Ahora lo recordaba las llamas se habían propagado desde esa extremidad y por ello alcanzó a rostisarse antes que Alfein invocara su hechizo acuático.
-"No te preocupes por ello, me han pasado cosas peores" Respondió mientras enrollaba un pedazo de su camisa mojada sobre el brazo quemado. 
 - "Lo que ahora no entiendo es ¿Por qué se han empeñado en salvarme tantas veces?, yo debí morir para que ustedes pudiesen avanzar más rápido. Quiero morir por mi reino, quiero sacrificarme para que puedan vencer, yo solo soy un simple espadachín" afirmó Jurgen 
-"Recuerda que no eres tu quien decide la estrategia de combate en nuestro imperio y tampoco decides quien muere y quien vive en la batalla" Replicó Alfein sin siquiera mirarlo de reojo. 
-"Pero es la verdad, solo soy un misero espadachín" 
 Alefein dejó de disparar al escuchar esto y girando hacía él le habló:
-"Existe una leyenda que cuenta que detrás de las paredes del castillo negro existen ocho lugares que esconden ocho piedras mágicas que sostienen el reino oscuro. Son piedras poderosas forjadas por el legendario circulo de Elfos que como bien sabes eran ocho magos poderosos. Se dice que los Hechizeros encerraron sus almas en esas piedras como parte de un conjuro para destruir todo ápice de maldad en esta tierra. Un mensajero fue enviado desde las profundidades ritualistas de los Elfos para que fuesen entregadas a alguno de nuestro imperios con el fin de completar el conjuro. Los oscuros de alguna u otra forma interceptaron al mensajero y sellaron las piedras que cargaba. Ahora ellos retienen esas piedras y las defienden para asegurar su existencia. Poco a poco el mal del que están rodeadas las piedras empieza a corromperlas y a brindarle poderes a esta escoria."




-"Linda historia pero ¿Qué tengo yo que ver en eso?" Inquirió Jurgen

-"La leyenda además dice que esas piedras solo la pueden liberar la raza humana...y como ves eres el único humano en esta guerra..."

Continuará...

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