19 jun 2012

Juegos De Guerra [8]

Capitulo 8: "Renacer y Morir"


Una espada interrumpió la trayectoria de las lanzas que estaban apunto de atravesar al Elfo. Alfein levantó la mirada y sin reconocer la figura, observó como se movía con fluidez y fuerza un espadachín que uno a uno destrozaba a los demonios. Cuando dejó de moverse y la arena se disipó en el aire Alfein descubrió el nuevo aspecto de Jurgen. Lucía más limpio y seguro de si mismo. Parecía un ave fénix al renacer.

Jurgen caminó hacía Alfein mientras envainaba su espada. Alfein dejó escapar un suspiro y se aseguró que la dama dorada estuviese en perfectas condiciones. Jurgen se acercó y se arrodilló frente a la reina y con la mirada al suelo le habló:
-"Mi reina solicito permiso para cumplir la misión encomendada"
-"Adelante mi valiente espadachín"
Jurgen se levantó y caminó hacía la invasión. Antes que llegara al campamento central, Alfein lo alcanzó alejándose considerablemente de la Dama Dorada que se limpiaba el vestido.
-"Jurgen , debes tener cuidado, eres nuestra única esperanza"
-"Tranquilo Alfein estaré bien sin tu apoyo, aunque haga falta pero debes proteger a nuestra reina, es más importante."
Alfein asintió y escuchando un grito a sus espaldas, giró para ver como demonios empezaron a rodear a la reina.
-"¡Protegela Alfein!" Gritó Jurgen.
Alfein sintió que el mana corría de nuevo por sus venas y levantando los dos brazos invocó una fiera bestia de arena junto con una pared del mismo elemento que protegía a la Dama Dorada. El gusano gigante empezó a destruir a los demonios uno a uno mientras la reina estaba protegida por el muro.




Con las palmas iluminadas en rojo, Alfein giró un poco la cabeza hacía Jurgen:
-"Cumple tu misión Jurgen, no te preocupes, yo la protegeré con mi vida"
Jurgen asintió y se escabulló por todo el campamento para volver al valle de la guerra.

Alfein dejó de invocar cuando destruyó a los demonios y cuando se disipó la arena, encontró a la reina tendida en el suelo mientras un demonio se disipaba a su derecha. Alfein corrió hacía la reina y la encontró muerta. La sangre de la reina empezó a transformar el árido desierto en un espeso bosque. Ella moría pero un bosque renacía para hacer su tumba en medio de la nada.

Decepcionado y con lagrimas en los ojos, Alfein la tomo en sus brazos y lloró sobre el cuerpo de la dama dorada.

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